En la última entrada os contábamos que nos íbamos a participar en una charla en Vitoria. A pesar del frío en el exterior, el ambiente cálido hizo que fuera una experiencia genial, creamos red con otras asociaciones y proyectos, como la asociación de permacultura Kilibilore (qué organizó un taller en el mes de noviembre sobre bosques comestibles) quien nos invitó, y el proyecto de bosque comestible de la escuela pública de Galápagos, en Guadalajara. ¡Echad un vistazo a los enlaces!
Aprendimos y compartimos con todas las personas que asistieron a través de las distintas experiencias. Les gustó nuestro proyecto, y nos regalaron un montón de energía para seguir ¡y además había luna llena!
Desde aquí les damos las GRACIAS
Y de vuelta, recordamos que lo maravilloso es que vayamos o no al bosque cada mes, sigue vivo y creciendo, incluso en los días más fríos próximos al invierno, si nos acercamos despacio podemos encontrar a algún habitante.